miércoles, 6 de agosto de 2008

Sepamos Mas de La Biblia No.13

Evidencias del Arrepentimiento
Pero, ¿estás dispuesto a admitir (¿quieres saber?), oh hombre vano (necio), que la fe sin obras es estéril? (Stg 2:20)
Profesan, pero ¿serán Nacidos de Nuevo?
Hay personas que piensan que son salvas sólo por haber hecho la oración de fe en algún momento de su vida. Según la revista American Cristianity, en EEUU hay 305 millones de personas, de las cuales 250 millones profesan ser Cristianos, pero sólo 134 millones asisten regularmente a la iglesia. ¿Cuántos serán verdaderos discípulos? ¿Cuántos viven como Cristianos? Cada año se abren 1500 iglesias Evangélicas nuevas… ¡pero cierran 4000!
Los Católicos piensan que por haber sido bautizados en su niñez, son salvos. Según el INEGI, sólo 26% de las personas que profesan la fe Católica asisten regularmente a la iglesia. ¿Cuántos serán nacidos de nuevo?
¿Cuáles son las Evidencias de los Verdaderos Discípulos?
Veamos el texto de Santiago, comenzando en el versículo 14
¿De qué sirve, hermanos míos, si alguien dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo? (Stg 2:14)
Recordemos que Pablo afirma en Romanos que “el hombre es justificado por la fe aparte de las obras.” Las obras son la prueba de que tu arrepentimiento fue genuino. En los siguientes versículos Santiago entra en un ejemplo.
Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, y uno de ustedes les dice: “Vayan en paz, caliéntense y sáciense,” pero no les dan lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. Pero alguien dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.” (Stg 2:15-18)
Si entendemos estos versículos, nos damos cuenta que no hay contradicción con lo que dijo Pablo en Romanos. Si no hay pruebas, tu fe es estéril.
Tú crees que Dios es uno (que hay un solo Dios). Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. (Stg 2:19)
Hay muchos que tienen la fe de los demonios. Creen, al igual que los demonios, pero no practican.
Pero, ¿estás dispuesto a admitir (¿quieres saber?), oh hombre vano (necio), que la fe sin obras es estéril? (Stg 2:20)
En la versión NVI se traduce “hombre vano” como “hombre tonto”.
¿No fue declarado justo nuestro padre Abraham por lo que hizo cuando ofreció sobre el altar a su hijo Isaac? Ya lo ves: Su fe y sus obras actuaban conjuntamente, y su fe llegó a la perfección por las obras que hizo. (Stg 2:21-22)
¡La fe actuó! Recapitulando, nadie puede alcanzar la salvación sin creer en Cristo; pero si alguien dice que cree, debe tener obras que lo demuestren.
El Capítulo de la Fe — Hebreos 11
La definición de fe está en el versículo 1: “la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” La convicción de lo que no se ve, pero hago la pregunta: ¿La fe se ve? ¡Sí! Cuando Jesús estaba predicando y los hombres le bajaron un paralítico del techo, dice que Jesús “vio la fe de ellos.”
Lo que uno hace debe coincidir con lo que uno cree. Y, por otro lado, la santidad (el estar realmente apartados para Dios) se comprueba cuando estamos solos.
Hebreos 11 sigue dando una serie de ejemplos de hombres que hicieron obras por lo que creían, por su fe:
Abel creyó, y por tanto sacrificó (v4)
Noé creyó, y construyó un arca (v5). Duró 120 años construyendo el arca y, según Pedro, les predicaba
Abram creyó, y salió de su tierra (v8)
Abram creyó, y por tanto ofreció a su hijo (v17)
Moisés creyó, y obedeció (v23)
Enoc creyó, y caminó con Dios (v5)
Una verdadera conversión
Lucas 19 nos relata la historia de Zaqueo.
Cuando Jesús entró en Jericó, pasaba por la ciudad. Y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, ya que Zaqueo era de pequeña estatura. Corriendo delante, se subió a un árbol sicómoro y así Lo podría ver, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa.” Entonces él se apresuró a descender y Lo recibió con gozo. Al ver esto, todos murmuraban: “Ha ido a hospedarse con un hombre pecador.” Pero Zaqueo, puesto en pie, dijo a Jesús: “Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguien, se lo restituiré cuadruplicado.” “Hoy ha venido la salvación a esta casa,” le dijo Jesús, “ya que él también es hijo de Abraham; (Luc 19:1-9)
El genuino arrepentimiento implica la restitución de todo.
Una falsa conversión
Hechos 8 nos relata la historia de un mago llamado Simón, que gozaba de la admiración de las personas (v8-10). En el versículo 13 se nos dice cómo Simón creyó y aún se bautizó. Luego, cuando vio que los discípulos imponían manos y las personas recibían el Espíritu Santo, Simón ofreció dinero por recibir ese don. Pedro le responde:
..”Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero. “No tienes parte ni suerte en este asunto (esta enseñanza), porque tu corazón no es recto delante de Dios. “Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón. (Hec 8:20-22)
Pedro discernió que Simón no tenía una fe verdadera, es decir, que no era Cristiano, a pesar de haber proclamado que creía y de haber sido bautizado.
Pablo le dice a los Corintios que cada uno debe ponerse “a prueba para ver si están en la fe” (2Co 13:5). ¿Cuál es esa prueba? ¡Que den frutos dignos de arrepentimiento!

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